
En medio de la emergencia sanitaria por Covid-19, se plantea fortalecer un entorno protector en perspectiva de la ética del cuidado, implica generar y apropiar nuevas formas de relacionarse y de innovar en el conocimiento. El cambio conlleva el reto de construir ciudadanía, de expandir y afianzar vínculos afectivos, alfabetizar en el manejo de las emociones, fortalecer las capacidades de resiliencia en las comunidades educativas, afianzando y acercando desde la institucionalidad estrategias de protección, de salud mental y acompañamiento psicosocial a las familias; esto partiendo de la directriz nacional de trabajar, aprender, relacionarse y vivir desde la casa privilegiando la virtualidad, donde es indispensable generar conductas del cuidado de sí y del cuidado del otro como única alternativa para proteger la salud y la vida humana ante la expansión de la pandemia mundial.